La planta de cannabis ha estado en contacto con el hombre hace más de 10 mil
años, casi con el descubrimiento de la agricultura, la planta se constituyó en fuente
de bienestar para los humanos de la época, proporcionando por si sola productos
de óptima calidad para diferentes momentos de su vida pues de ella obtenían:
fibra de cáñamo con la que fabricaban telas para distintos usos como vestidos,
trabajo o el hogar y aceite, aquenios o “semillas” utilizadas como alimento, con
propiedades narcóticas y medicinales
Gracias a sus múltiples bondades, los beneficios del cannabis, se ha esparcido a
muchas regiones del mundo, el reconocimiento medicinal del cannabis se extendió
con la planta algunos lugares como África donde se usaba para disentería,
paludismo y ántrax, otros la usaron en las mordeduras de serpientes y hasta ha
sido usada durante los dolores de dar a luz.
Desde la Europa medieval se sabe que algunos médicos clásicos como
Dioscórides y Galeno la usaron con sus pacientes siendo estos los primeros pasos
para demostrar científicamente la actividad biológica del cannabis la cual paso a
paso se ha venido confirmando por numerosos estudios: Richard Burton, quien
sugirió en su libro Anatomía de la melancolía, el uso del cannabis para el
tratamiento de la depresión, el naturalista británico Nicholas Culpepper recomendó
en el libro “El médico inglés” el uso del extracto de cáñamo (cannabis) para
tratamiento de la inflamación y los dolores de la gota, el médico y cirujano escocés
William O’Shaugness quien fue médico de la reina Victoria le prescribió cannabis
para los cólicos menstruales, e igualmente el médico francés Jacques-Joseph
Moreau, encontró que la marihuana suprimía las cefaleas, aumentaba el apetito y
facilitaba el sueño
En 1850 el cannabis fue incluido en la farmacopea de Estados Unidos, con
muchas indicaciones, incluidas las neuralgias, el alcoholismo, la adicción a los
opiáceos, la gota, los trastornos convulsivos, las alteraciones mentales, los cólicos
menstruales, la hemorragia menstrual excesiva, la disentería, el cólera, el tifo, la
tonsilitis, el ántrax, la incontinencia y el tétanos, entre otras. Es de resaltar que el
cannabis era el principal analgésico utilizado antes de aparecer la aspirina y los
opiáceos. Sin embargo, En 1942, el cannabis fue retirado de la farmacopea de
Estados Unidos con lo cual pierde su legitimidad para fines terapéuticos
En 1992 el Dr. Mechoulam descubrió un pequeño ácido graso que era producido
por el cerebro y que imitaba todas las actividades de la marihuana, lo llamaron
anandamida, del sánscrito Ananda, «el que trae bendición y tranquilidad interna». :
esta sustancia producida por el cerebro humano, es capaz de reproducir los
efectos del THC (principio activo del cannabis), Los estudios demuestran que la
anandamida es importante en la concreción de la memoria, disminuir la sensación
de hambre, regular los patrones de sueño, el alivio del dolor en general y participar
en muchos otros procesos de salud y bienestar
Este último descubrimiento, nos permite entender la estrecha relación que
tenemos con la planta de cannabis, de la cual no solo tomamos los múltiples
beneficios externos que nos brinda en cuanto a fibras para papel, telas, alimentos,
si no, que ahora sabemos con certeza científica que nuestro cuerpo al igual que la
planta produce cannabinoides, lo que ha llevado al renacer del interés científico
por el cannabis y con el advenimiento de los cambios en la legislación mundial que
permiten su uso médico, se ha demostrado la efectividad de los productos
extraídos de la planta en el tratamiento decenas de enfermedades que se ha
traducido en bienestar y salud a muchos seres humanos y hasta mus mascotas
las cuales también pueden ser tratadas
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